El enterramiento de una mujer de 12.000 años de antigüedad, rodeada de animales salvajes, sugiere que podría haber sido una chamán.

Según un nuevo estudio, una mujer enterrada hace unos 12.000 años cerca de la parte superior del río Tigris, en el suroeste de Turquía, podría haber sido una chamán con una conexión espiritual con los animales salvajes. Este inusual lugar de entierro en Çemka Höyük, que significa “montículo junto al agua”, se remonta al período Neolítico A anterior a la alfarería (PPNA), una era de transición entre 10.000 y 8.800 a. C., justo antes de la llegada de la agricultura.

Durante esta época, la gente todavía era cazadores-recolectores, similares a sus ancestros mesolíticos, y aún no habían desarrollado la cerámica. Sin embargo, parece que ya habían comenzado a formarse asentamientos, al menos estacionalmente, en lugares como Jericó en los Territorios Palestinos y Göbekli Tepe, un sitio arqueológico en Turquía a unas 150 millas al oeste de Çemka Höyük. Éste, entre otros hallazgos, ha sido publicado en la última edición de L’Anthropologie .

Continúan las excavaciones en el asentamiento neolítico de Çemka Höyük, Turquía. ( Arqueología de Anatolia )

Examinando el entierro: restos de animales curiosos

La mujer, que murió por causas naturales cuando tenía entre 25 y 30 años de edad, fue enterrada bajo el suelo de un edificio de adobe en Çemka Höyük, orientado al noroeste-sureste y al oeste, tumbada boca abajo sobre su lado derecho, junto a Otras 14 personas enterradas bajo edificios cercanos. Aunque enterrar a los muertos bajo el suelo de las casas era común durante el PPNA, los arqueólogos quedaron intrigados al encontrar la tumba de la mujer cubierta con un gran bloque de piedra caliza, lo cual es atípico para este período.

Curiosamente, fue enterrada con varios restos de animales. Los investigadores identificaron huesos (incluido un cráneo) de una especie de ganado extinto conocida como uro, así como restos de un pequeño rumiante, un hueso de perdiz, un hueso de cánido y un hueso de marta.

Según el estudio, la naturaleza del entierro y los restos de animales asociados sugieren que la mujer podría haber sido un chamán, o al menos enterrada por alguien que practicaba el chamanismo. Este entierro podría representar uno de los primeros ejemplos conocidos de este tipo en un contexto neolítico de la península de Anatolia, concluyen los autores, informa Newsweek .

El entierro del ‘chamán’ incluyó a una mujer acurrucada sobre su costado derecho y acompañada de una variedad de huesos de animales. (Profesor asociado Doctor Ergül Kodaş / Revista de Antropología )

Durante la excavación surgieron más sorpresas: el cráneo de un uro (un buey antiguo) fue colocado sobre el cuerpo de la mujer, con la mandíbula separada y colocada a sus pies. Por todo el foso se encontraban esparcidos otros huesos de animales, como el ala de una perdiz, la pata de una marta y restos de una oveja o una cabra.

Los autores escribieron en el estudio:

“Teniendo en cuenta el hecho de que el individuo femenino y los huesos del animal fueron depositados juntos en un entierro, podemos suponer algunas relaciones simbólicas entre los animales y los cazadores-recolectores-pescadores de Çemka Höyük, que ya se habían embarcado hacia una vida sedentaria… Se podría argumentar que la relación se basó en las nuevas perspectivas de los primeros pueblos sedentarios hacia el mundo animal que rodeaba su entorno en vista de las especies que domesticar, pastorear y gestionar.

Dado que el entierro de la mujer se produjo antes de la domesticación de los animales de granja, las criaturas deben haber sido salvajes, explica Ergül Kodaş, arqueólogo de la Universidad Mardin Artuklu de Turquía y autor principal del estudio. Señala que la presencia de numerosos huesos de uro subraya la importancia del ganado salvaje, que no sería domesticado durante miles de años pero que ya era una fuente clave de alimento.

Yacimiento neolítico de Cemka Hoyuk, en Mardin, Turquía. (Ergul Kodas/ Revista de Antropología )

Temiendo lo desconocido: honrando las fuerzas mágicas

El arqueólogo Steve Mithen de la Universidad de Reading añade que los cambios sociales y ambientales durante el período PPNA pueden haber aumentado la importancia de los individuos que podían comunicarse con fuerzas invisibles. En este contexto, los hallazgos de Çemka Höyük ofrecen nuevos conocimientos sobre el desarrollo de las creencias rituales en las sociedades primitivas, informa Arkeonews .

Los autores escriben:

“En este sentido, un chamán se diferencia de la gente corriente y puede aparecer como una figura carismática, a veces religiosa, pero posiblemente también como una figura ‘loca’ de un grupo social concreto. Es muy probable que estas personas fueran diferentes también en sus hábitos y apariencia. Es posible que hayan tenido una discapacidad o marcadores visuales que los hicieran diferentes y tal vez [estaban] solos y socialmente marginados [también] a pesar de, o debido a, su papel como viajeros entre mundos. Por esta razón, en muchas sociedades tradicionales los ‘chamanes’ son enterrados con ceremonias funerarias diferentes a las de los ritos funerarios de los miembros comunes de su sociedad”.

El arqueólogo Bill Finlayson de la Universidad de Oxford señala que el término “chamán” fue acuñado en el siglo XVIII para describir las prácticas indígenas en Siberia, por lo que es posible que no se comprenda completamente el papel exacto de tales individuos en el período Neolítico. No obstante, comparar la tumba femenina de Çemka Höyük con entierros chamánicos similares sugiere que podría haber sido una líder espiritual.

También es posible que ciertos aspectos del entierro indiquen el deseo de la comunidad de garantizar que la (potencial) ex chamán permaneciera en el mundo de los muertos, temiendo su regreso como un espíritu malévolo.

Los investigadores sugieren que el cráneo del uro podría haber sido colocado en la tumba para proteger sus restos, mientras que la losa de piedra caliza podría haber tenido como objetivo impedir que abandonara la tumba. Características similares en otros entierros prehistóricos sugieren que las comunidades en ocasiones tomaron medidas para evitar que los difuntos regresaran.

Imagen de Portada: Representación de una joven chamán. Fuente: jozefklopacka/Adobe Stock

Por Sahir Pandey