En septiembre de 2023, los investigadores revelaron un descubrimiento impactante: una fosa común llena de restos óseos en la ciudad rusa de Yaroslavl, que revela la trágica verdad detrás de la brutal invasión mongola de la Europa del siglo XIII. Los hallazgos de esta fosa, junto con otras pruebas históricas, han arrojado luz sobre un capítulo sangriento de la historia liderado por Batu Khan, el nieto de Genghis Khan.
Descubrimientos aterradores
Esta fosa común fue descubierta por primera vez en 2005 durante las excavaciones en la Iglesia de la Asunción, una estructura religiosa construida en el siglo XIII pero destruida en 1937. Aquí, los arqueólogos encontraron alrededor de nueve fosas que contenían los restos de más de 300 víctimas que habían sufrido una muerte agonizante.
Como señaló Asya Engovatova, investigadora del Instituto de Arqueología de la Academia Rusa de Ciencias (RAS), la conquista de Batu Khan dejó una marca terrible en el folclore ruso. Subrayó que la frase “una ciudad sumergida en un mar de sangre” no era solo una metáfora, sino un reflejo literal de la brutalidad de la invasión.
El trágico final de una familia
El descubrimiento más reciente en Yaroslavl es una tumba poco profunda que se encontró debajo de las ruinas de una casa adinerada que había sido incendiada durante el asalto mongol. La casa, llena de artefactos que indicaban la riqueza del propietario, fue el lugar de descanso final de 15 personas, entre ellas hombres, mujeres y niños, que fueron enterrados apresuradamente juntos en una fosa común.
Engovatova explicó que el análisis de ADN permitió identificar a varias de las víctimas de la fosa común como miembros de una familia de tres generaciones: una abuela de unos 55 años, su hija de entre 30 y 40 años y un nieto de 20 años. Fueron asesinadas y sus cuerpos quedaron expuestos en la nieve antes de ser enterradas apresuradamente a finales de la primavera.
Evidencia de destrucción horrible
Los restos óseos de las víctimas también mostraban signos claros de muerte violenta, con numerosas puñaladas y cortes sin cicatrizar. Estos hallazgos, junto con los rastros del fuego que envolvió la ciudad, confirmaron que Yaroslavl había sufrido una terrible masacre durante la invasión mongola.
[contenido incrustado]Este descubrimiento no sólo arroja luz sobre la brutalidad de la conquista de Batu Khan, sino que también pone de relieve la inquietante realidad a la que se enfrentan los investigadores al enfrentarse a la evidencia de una tragedia que ocurrió hace siglos. Cada fosa, cada fragmento de hueso, cuenta la desgarradora historia de víctimas inocentes en un período de la historia bañado de sangre.